EL BOTÓN DE NÁCAR
«Quizá se le atribuye demasiado valor a la memoria y no el suficiente a la reflexión. Recordar es una acción ética, tiene un valor ético en y por sí mismo.»
.
.
.
He venido a hablaros del agua
Mi corazón
Las vesículas
La matriz
Dulce bomba de agua.
Agua que pasa, agua que lava, agua que olvida.
Al principio del documental, se presenta un bloque de cuarzo. Se le enfoca desde varias posiciones, incidiendo en la rugosidad, en la sustancia.
Congelada dentro, detenida, una gota de agua.
«Cada gota es un mundo aparte, cada gota es una respiración»
Hace tiempo, una eternidad,”un quasar de vapor”
Alguien en el colegio te empuja contra la pared. Todos se ríen.
Alguien que debe protegerte y quererte incondicionalmente te hace el peor daño
que recibirás en la vida.Puede ser un amigo, un desconocido, un novio, un padre.
Lo que ocurre años después en esas derivas del tiempo y del espacio que son los sueños, no es más que una simulación de un fantasma
De un cuerpo desmembrado
De un cuerpo que exige limpieza, de una gota cristalizada en un momento preciso.
«Si Newton creía realmente que el tiempo era un río como el Támesis, ¿dónde estaba el nacimiento y en qué mar desembocaba finalmente? Todo río, como sabemos, está necesariamente limitado a ambos lados. Visto así, ¿cuáles serían las orillas del tiempo? ¿Cómo serían sus cualidades específicas, parecidas por ejemplo a las del agua, que es fluida, bastante pesada y transparente?»
Es en un documental extranjero, -no tanto, no tanto- de otro continente y tan similar por parentesco donde vengo a encontrar la explicación a ciertas cosas
Lugares ambiguos y a menudo tenebrosos.
La luz que desprende cada brillo de agua, que cae a chorro o que se muestra en forma de ola, reluciente, constante e impasible al sufrimiento ahí dentro. Al sufrimiento ahí afuera.
La ilusión de ese desmembramiento entroncado con la naturaleza del agua -no sólo hablamos del desmembramiento literal;la conciencia se hunde inevitablemente en otros abismos-
Es lo que hace de este documental chileno de una pureza prodigiosa, poética
«Fuentes de agua viva brotarán de su vientre»
Dice Raúl Zurita:
“La impunidad es la doble muerte”
El documental es un constante fluir, dulce, suave. Transcurre entre los recuerdos aún vibrantes de los supervivientes indígenas de la Patagonia y los testimonios de muerte de la dictadura chilena. Es un constante recordatorio, un infinitamente delicado exorcismo.
«¿Y no se rige hasta hoy la vida humana en muchos lugares de la Tierra no tanto por el tiempo como por las condiciones atmosféricas, y de esa forma, por una magnitud no cuantificable, que no conoce la regularidad lineal, no progresa constantemente sino que se mueve en remolino, está determinada por estancamientos e irrupciones, vuelve continuamente en distintas formas y se desarrolla en no se sabe qué dirección?»
Escuchando esos testimonios veo que nos fallamos.
Veo que fallamos a nuestros muertos y a la antigua ley.
Y me es imposible no pensar ya no en el maltrato a los indios de la Patagonia, ni en la dictadura chilena
-cada uno aludimos a nuestra propia memoria, al seno mismo del que proceden nuestros sueños y pesadillas-
Yo pienso en la cantidad de muertos que hay en cada cuneta.Yo pienso en los muertos sin depurar
Muertos que no nos conceden descanso.
Ese descanso que se ansía cuando después de años en los mismos sueños,
en la misma situación, se repiten los insultos
Se repiten las muertes, las vejaciones
El dolor ante el brillo del reflejo del sol sobre el agua.Yo pienso
Si este dolor te es demasiado pesado, habla.
Si esto es algo que no hemos superado, aún deberíamos hablarlo, deberíamos dejar que el torrente de agua dejara de girar en torno a si mismo, como en los sueños. Que no se estancara más.Porque es aquí,
Entre estas dos formas de exterminio (no puedo llamarlo genocidio sin caer en el mal uso de la palabra) encuentro sin duda el silencio
Qué ahoga
Así el agua te mata, así guarda el recuerdo de un pequeño botón de nácar que pertenece a tu camisa. El diminuto fragmento que te recuerda y que persiste, la mera nada evocada frente al correr infinito y constante. Soniquete que se antoja eterno.
Es por ello que todas las veces se alude al mar, al océano
Al Quasar del vapor de agua, que tiene 20 millones de veces más agua que todos nuestros océanos. Y que no podemos siquiera, con nuestras pequeñas memorias, concebir.
En el final, la voz en off se pregunta:
¿Cuántas almas errantes podrían encontrar refugio en este inmenso océano que deriva en el vacío?
Tania López